Drop Down Menu  
 

 

Relieve de Burgo de Osma (siglo XII)

Metopa de S. Quirce (Burgos, c. 1147)

 

La mezcla medieval de la mierda y lo sagrado nos perturba,

porque nosotros ponemos hoy lo fecal separado del resto.

 

Michael Camille

 

No es fácil comprender en la actualidad el gusto por lo escatológico en la cultura medieval y renacentista. A pesar del conocido rechazo intelectual de la Iglesia hacia el cuerpo y las funciones excretoras, centenares de textos de la época aluden a la defecación y a los excrementos, y son legión también las imágenes de exhibicionistas anales, defecadores y flatuladores, las cuales aparecen en variadísimos contextos: desde los canecillos, ménsulas y gárgolas de las iglesias hasta las misericordias y pomos de las sillerías de coro, las orlas y bas-de-page de los manuscritos, los grabados e incluso la pintura, si bien es cierto que, salvo excepciones, las imágenes escatológicas se encuentran en la mayoría de los casos en el ámbito de lo que denominamos marginalia.

 No resulta fácil tampoco ofrecer una explicación única del fenómeno, que probablemente no existe sino que varía en función del contexto por lo que no se pueden analizar aisladamente las imágenes sino que es preciso, para entenderlas, un estudio del ciclo en el que se insertan. En la imaginería escatológica se juntan el simbolismo religioso moralizante con la mitología clásica, las fábulas, los exempla y el folklore de refranes y proverbios.  Hay sin duda en ella un gusto por la comicidad infantil y la cultura del vientre, también lo que se ha denominado realismo grosero o grotesco, y el placer de revertir el normal, racional orden del mundo.

 Para explicar las escenas escatológicas no basta con los textos y el discurso eclesiástico oficial; hay que recurrir también a la literatura popular, los fabliaux y el teatro, para poder captar el sentido de inversión o de mundo al revés que subyace en muchas imágenes. Por otra parte, la civilización actual, auténtica cultura de las alcantarillas y el saneamiento, considera las excreciones humanas un residuo indeseado que hay que ocultar, depurar y eliminar -pagando por ello-, por lo que nos resulta difícil comprender hoy el sentido que lo fecal, siempre presente en las villas y ciudades hasta hace bien poco, tuvo para nuestros antepasados.

 

 

© Julio I. González Montañés 2014.